miércoles, 23 de noviembre de 2011
Flashback- Mira a Cámara entrevista a Cristina Castaño (Julio 2010)
Ángel Caballero- Mira a Cámara
Cristina Castaño tiene algo que muchos desean y que pocos consiguen. Cuando la ves, aunque solo sea un segundo, en la pantalla, no la olvidas. Desprende una energía y una fuerza arrolladora, y en estos años ha demostrado, una y otra vez, su facilidad para los distintos registros, para la música y su valía como actriz. Nosotros estuvimos charlando por La Latina, con unos helados, sobre lo que ha sido, es y espera que sea su carrera.
Mira a cámara: Por lo que he podido saber, empezaste trabajando y luego tuviste una formación académica como actriz.
Cristina Castaño: Empecé haciendo cuatro episodios en una serie gallega, “Familia Pita”. Luego llegaron “Platos combinados”, “Las manzanas del viernes”, en teatro, junto a Concha Velasco. No empecé estudiar hasta que acabé “Al salir de clase”.
M.a.c: ¿Por qué quisiste tener una formación? Ya tenías algunas tablas…
C.C: En mi casa siempre ha habido mucho ambiente de artisteo y pensaba que solo bastaba con lo que me decían ellos de “niña tú vales para esto”. Tenía la idea de que para ser artista no era necesario estudiar. Empecé a trabajar con toda la inocencia, ingenuidad y echándole todo el morro del mundo, pero escuchaba a mis compañeros hablar de sus profesores, de las distintas escuelas y me picó el gusanillo. Hice un seminario en Corazza, me gustó y comencé a formarme allí.
M.a.c: ¿Has probado en otras escuelas?
C.C: Sí, después he realizado muchos cursos. Precisamente, ahora, voy a empezar uno con Fernando Piernas, porque disfruto formándome. Es el sitio perfecto para reciclarte, ponerte a punto, ver en qué cosas estas más floja y abrir nuevas vías de expresión.
M.a.c: Algunos de tus compañeros de “Al salir…” han confesado que se lo pensaron dos veces antes de entrar en la serie. ¿Fue ese tu caso?
C.C: En absoluto. Yo estaba muy orgullosa de entrar en “Al salir…”, porque lo veía cuando vivía en Santiago y cada vez que aparecía en la tele el grupo Radar lo único que pensaba era que quería estar ahí. Fue una grandísima escuela y por mucho que digan, hay grandes actores de cine que no podrían hacer lo que hacíamos nosotros ahí. Nos llegaban los guiones de un día para otro y teníamos que aprendérnoslos, resolverlos e interpretarlos con toda la verdad del mundo.
M.a.c: Ya eras conocida en Galicia, pero no a nivel nacional. ¿Fue un gran cambio?
C.C: El que se puede esperar de una chica de veintiún años, cobrando lo que cobrábamos, y que no podía caminar por la calle porque todo el mundo te reconocía. Fue muy difícil mantener los pies en el suelo. Pensaba que lo tenía todo hecho y los años te demuestran que no es así. Ahora veo a otros actores jóvenes, en series, que son muy conocidos, y puedo imaginar por donde va a tirar cada uno. Esa popularidad no es real, porque no te la ha dado una carrera de toda una vida, ni la tienes por hacer un gran trabajo. Es fruto de salir en la tele.
M.a.c: ¿El cine sigue siendo una asignatura pendiente para ti?
C.C: Me encantaría decirte que no, pero sí. He hecho cine, pero en papeles muy pequeños que son, casi, como hacer un capitular en una serie.
M.a.c: Has tenido la suerte de trabajar con grandes actrices como Concha Velasco, Encarna Paso, Gemma Cuervo o Mariví Bilbao. ¿Qué has aprendido de ellas?
C.C: Son gente de otra generación, pero muy diferentes entre sí. Cada una tiene su manera de trabajar y su lugar en la profesión, que son muy distintos. Encarna y Concha me enseñaron mucho entre bambalinas, porque son dos grandes damas del teatro. Mariví es una de las personas más cercanas y sencillas con las que he trabajado. Se puede aprender mucho de ellas, pero también, de tu compañero de veinte años. Incluso, si no te gusta el trabajo de un compañero, también puedes aprender de eso.
M.a.c: ¿La crisis afecta también al mundo de los actores?
C.C: Claro que sí. Recuerdo que cuando terminamos “Fama” nos encontramos varios compañeros en la cola del paro. Esta no es una profesión que sea inmune a la crisis económica que estamos atravesando, ni muchísimo menos.
M.a.c: ¿Crees que la gente se piensa que por salir en la tele tienes una gran fortuna?
C.C: En alguna ocasión me han hecho comentarios de este tipo. Incluso compañeros del equipo técnico, pero no se dan cuenta que nosotros, muchas veces, pasamos largas temporadas sin trabajar. También es cierto que, si tienes suerte en esta profesión, puedes ganar más que en otras.
M.a.c: Realmente, no has parado de trabajar en proyectos y registros muy distintos. Es para estar orgulloso de uno mismo.
C.C: Pues muchas gracias. (Risas) Soy consciente de que puedo hacer una gran variedad de registros y que hay otros que, todavía, tengo que explotar.
M.a.c: ¿Eres inquieta?
C.C: Sí, pero también te digo que soy muy trabajadora y muy perezosa al mismo tiempo. Soy una persona muy activa y disfruto mucho cuando veo que un director, o un profesor, empieza a tirar para sacar cosas de mí.
M.a.c: ¿Cómo preparas tus personajes?
C.C: Depende. Por ejemplo, el de “La que se avecina” se ha ido formando poco a poco, porque me avisaron con cuatro días de que yo entraba en la serie, y el primero ya tenía seis secuencias. Siempre me gusta llegar con una propuesta. Es un riesgo, porque tienes que desechar otras y no sabes con cual vas a acertar. Me dejo guiar mucho por lo que despierta en mí cuando leo el guión y por el tono que tiene la serie, y mis compañeros. También tengo muy en cuenta mi disfrute, porque necesito expresarme sintiéndome cómoda con mi trabajo y con lo que estoy haciendo.
M.a.c: ¿Dónde se ve el talento de un actor?
C.C: No sabría decirte, porque he visto grandes trabajos de compañeros, en clase, dirigidos por un profesor. Luego los he visto en otros sitios y no ha sido lo mismo, porque, a lo mejor, no han tenido a nadie que sepa sacárselo. Creo que el talento de un actor consiste en tener confianza y que sepa sacar lo mejor de sí mismo.
M.a.c: En muchos de tus trabajos has tenido que cantar. ¿Cómo te preparaste para este reto?
C.C: Al igual que con la interpretación, yo llevaba cantando toda la vida en mi casa, porque mi madre canta y mi padre toca el piano. Solía imitar a mi madre y a Mariah Carey, pero no tenía ninguna técnica.
M.a.c: Pero creo que con “Al salir…” llegasteis a ir al Festival Viña del Mar…
C.C: Sí, aquello fue una pasada. Cantar delante de ocho mil personas es algo muy difícil de asimilar y de digerir. No sé como lo pueden hacer los grandes artistas, como Shakira, y mantener esa tranquilidad.
M.a.c: ¿Nunca pensaste en dedicarte a la música profesionalmente?
C.C: Sí, pero me faltaron huevos. En estos diez años he cogido muchos trenes, pero hay otros que he dejado pasar. Alguno de ellos ha estado relacionado con la música… He aprendido mucho de todo esto y si volviera a pasar, no dejaría que se me escapara. Es un sueño que tengo pendiente.
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